Hablar hoy de “trabajo en red” implica clarificar el modelo en que uno lo sostiene, ya que hay varios usos posibles de la red. El modelo común es concebir ésta en los términos de la “reingeniería”: esto es, como un circuito donde se trata de poner a circular al sujeto bajo la perspectiva de la máxima rentabilidad y por tanto de la optimización máxima de los recursos.
Esto implica que el vínculo priorizado entre los servicios y los profesionales es la derivación de un lugar de la red a otro, partiendo de un conjunto de protocolos previamente definidos y establecidos. Sabemos de las consecuencias de este modelo: lo más grave es la deriva en la que quedan muchos de estos sujetos y los conflictos que se generan entre los servicios de la red.
El otro modelo posible es organizar la red a partir del lugar central que toma el caso y de los interrogantes que suscita en los diversos profesionales.
Esto implica que la red pueda alojar la particularidad de cada situación, definida desde una perspectiva de análisis global. Esta elección privilegia otro tipo de vínculo entre los profesionales, más centrado en sostener una conversación permanente acerca del caso y los interrogantes concretos que éste plantea. Este libro analiza los fundamentos teóricos de las prácticas de red e incluye aportaciones precisas sobre el método, partiendo de una experiencia en curso, el proyecto Interxarxes, una innovadora iniciativa en la gestión de los servicios sociales consistente en el establecimiento de una red de coordinación regular y estable –en el ámbito del distrito de Horta-Guinardó (Barcelona, España) – entre los distintos actores implicados en la salud, la educación y la atención social de la población infantil.