¿En medio del clamor tecno-político y la paranoia por la seguridad es aún posible imaginar prácticas y teorías políticas afirmativas? ¿Qué instrumentos tenemos para no entregarnos al nihilismo, para no rendirnos al egoísmo, para no encerrarnos en nosotros mismos rechazando al otro? La filósofa Rosi Braidotti, una de las mayores estudiosas del posthumanismo y la subjetividad, echa las bases para una ética afirmativa, que oponga al difuso sentimiento de precariedad y de nihilismo una visión activa y alternativa, que pase por el cuerpo y la resistencia.
En el libro, Braidotti muestra cómo precisamente la ética afirmativa está en la base de algunos movimientos de matriz neo-feminista. En efecto, son precisamente las «chicas malas» —de las Riot Grrrls a las Pussy Riot, pasando por las cyborg-ecofeministas y las activistas antirracistas y antiespecistas— las que inspiran modelos de subjetividad alternativos a aquellos construidos sobre el aislamiento.