Que todas las personas mayores que pisan cierto hospital «pierdan la chaveta» ―y he aquí el diagnóstico más preciso que han conseguido elaborar los médicos―, podría ser el resultado de una conspiración, un plan terrorista para mantener a los ancianos occidentales con vida hasta el final de los tiempos, pero sin que puedan valerse. Mal de la chaveta. Al menos eso opina uno de los personajes de esta sátira, el experto en textos apocalípticos y teorías de conspiración. Y ya se sabe que un paranoico es aquel que acaba de darse cuenta de lo que en realidad está pasando.
Los centenarios es un libro humorístico y también un poco trágico, como todo lo que ha escrito Lore Segal, pero la comedia le gana a la desesperación, y a su manera originalísima, no deja de ser un retrato más o menos realista de la vida contemporánea, con su milenarismo y sus sistemas sanitarios, sus padres e hijos que oscilan entre el mal humor y la ternura, y su inmemorial conciencia de la propia mortalidad de los seres humanos.