En nuestros días se instaura un nuevo régimen de la ficción que afecta la vida social hasta el punto de hacernos dudar de la realidad. Los reportajes televisivos parecen ficciones y las ficciones imitan con inusitada precisión lo real. A través de internet se viven idilios y se dialoga con interlocutores sin rostro. La percepción de los desastres planetarios está sometida a los caprichos del mando a distancia. Nos asedia la «posverdad». Inadvertidamente, estamos pasando a la «ficción total». Marc Augé nos señala en esta obra los graves peligros de las realidades virtuales, que podrían acabar por sustituir nuestros sueños, fantasías y capacidad de simbolización, las cuales son imprescindibles para la mente humana y la comunicación social. Toda cultura instituye fronteras entre el sueño, la realidad y la ficción, pero en este nuevo reparto se induce a la confusión y se condiciona la circulación entre lo imaginario individual —los sueños—, lo imaginario colectivo —los mitos, ritos y símbolos— y la producción de obras de ficción. Ha comenzado la guerra de los sueños, nos advierte Augé, y la catástrofe sería comprender demasiado tarde que si lo real se ha convertido en ficción no quedará ningún espacio posible para la ficción ni para lo imaginario. Sólo una «moral de la resistencia» como a la que Augé nos anima puede embestir la invasión de la ficción electrónica y de las redes.