En medicina, es un honor que una enfermedad lleve el nombre del médico que luchó por combatirla. Hans Asperger era conocido hasta hace poco por su epónimo —el síndrome de Asperger— y por una biografía impecable que él mismo había contribuido a construir. El psiquiatra infantil había conseguido pasar a la historia casi como un héroe antinazi, defensor de la dignidad de sus pacientes contra el estigma social de la enfermedad mental y la condena a muerte que suponía en la Viena nacionalsocialista... hasta que salieron a la luz investigaciones como las de Herwig Czech.
En este revelador estudio, el historiador Czech nos descubre al verdadero Asperger: un hombre que se adaptó al Tercer Reich y mantuvo una actitud ambivalente en un mundo donde palabras como «tratamiento especial», «solución final» o, de un modo menos oblicuo, «eutanasia» tapaban con eufemismos auténticas atrocidad.