Dulce resignación, tierna nostalgia, tristeza divertida, simplicidad compleja, son muchos los atributos, en un principio contrarios, que el lector adjudicará a estas extraordinarias páginas escritas por un hombre muy próximo a la sabiduría de los maestros zen, a los que visitaba una y otra vez igual que nosotros regresamos a sus imperecederas obras.
El gorrión de Java rescata para el lector en español algunos de los cuentos que Soseki escribió entre 1908 y 1912, en la cumbre de su popularidad y su talento. Considerado por muchos el escritor japonés más importante del siglo XX, Natsume Soseki muestra en estos textos su faceta más reposada, dulce e íntima. A medio camino entre la ironía y la ligereza de sus primeras novelas, como Soy un gato, y el desgarro de sus obras posteriores, como El caminante, en El gorrión de Java Soseki parece tomarse un descanso y mirar lo más próximo y cotidiano, y por ello su literatura, claramente emparentada con los apuntes que el lector en español ya pudo disfrutar en Misceláneas primaverales y, de algún modo, complementaria de los haikus que con devoción escribió durante toda su vida, resulta tan hermosa y cercana.