En La Diferencia, Lyotard insiste en su rechazo a las explicaciones universales y afirma que en las cuestiones de historia, de arte, de política, de lenguaje y de sociología, no hay un universo único, sino una pluralidad de ellos. Por esto, no se abordan por medio de argumentos universales o sintetizadores, sino por medio de aproximaciones regionales y autónomas.
En caso de reducir todo el discurso a un solo género, como tradicionalmente se ha hecho, estamos suprimiendo el "diferenciado", las formas diferentes e irreductibles de pensar y actuar: "un permanente intentar hacerse testigo de aquello que no se puede escribir".
En vez de totalizar y universalizar, Lyotard habla de "régimen de frases" y "géneros de discurso", donde cada frase representa un universo, un mundo independiente. No hay un universo único, sino infinidad de universos plurales, no asimilables al discurso único.